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ESTUDIO PRIMERA DE JUAN CAPITULO 3 Parte A


CAPITULO 3 Parte A


Versículo 1

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

Este es uno de los versículos de la biblia que personalmente me pone mucho a meditar, cuando pienso en la grandeza del amor de Dios para con nosotros su hijos no me dejo de asombrar y sorprender, creo que todos los que nacimos en un hogar que no tenía todos los lujos que deseábamos tener cuando niños, debido a que nuestros padres no tenían dinero suficiente para dárnoslo, deseamos haber nacido en un hogar de alguien millonario, que nuestros padres fuesen magnates, banqueros, presidentes o algún actor famoso de cine, que pudieran darnos todas aquellas cosas que nuestros verdaderos padres no pudieron darnos, y soñábamos con nacer en otra familia, después maduramos, o al menos eso creo  y como cristianos ya no deseamos esas cosas mundanas, (je je je).
Al punto al que voy es que al momento de nacer de nuevo, llegamos a ser hijo del creador del universo, a muchos se les hace algo demasiado grande que se les hace difícil de creer, y otros simplemente no comprenden la grandeza de esta verdad, y que significa ser hechos hijos del Dios creador del cielo y de la tierra, empecemos por el hecho de saber mínimamente  quien es Dios, muchas veces las obras de los artistas hablan de que tan buenos son ellos, solo basta echar un vistazo a la basta creación de Dios, la inmensidad del universo, el saber y entender que él es más grande que todo lo creado y no solo eso sino que la palabra de Dios dice que es Cristo el que sustenta toda la creación, que gracias a su poder todo sigue en pie, y si lo contrastamos con lo que el hombre es, seres mortales, limitados en fuerza y poder, y para empeorarlo, pecadores, viles, hacedores de maldad, y aún más allá, el ser humano por naturaleza es aborrecedor de Dios, y eso mismo éramos nosotros, seres insignificantes en un vasto universo, pero algún día, aquel creador del universo, Señor de los cielos y la tierra tuvo compasión de nosotros y nos amó enviando a su hijo para morir en lugar de unos viles pecadores, y por la fe en el pasásemos de ser unos viles e insignificantes pecadores, merecedores del fuego del infierno a ser llamados hijos de Dios, y esto no fue por voluntad nuestra ni de ningún hombre, sino solamente por voluntad de Dios, según Juan 1:13, el hecho de que la reina de Inglaterra ame a sus hijos no es ningún mérito, pues hasta su vida daría por ellos, demostrándoles su gran amor , pero si ella decidiera dar su vida por un pobre niño que se está muriendo en la calle debajo de un puente en una de nuestras ciudades para que llegase a ser un príncipe, sería un amor admirable, como comparar el amor del creador del universo más grande que todo lo existente, el cual él mismo se dio a muerte en una cruz, para que llegásemos a ser sus hijos, este es un amor tremendamente incomprensible, se podría decir con palabras pero difícilmente llegarlo a comprender a plenitud en nuestro corazón, que amor tan grande de Dios, para llegar a hacernos sus hijos, siendo los más viles y crueles pecadores, y esta es la causa por la cual el mundo no conoce a los hijos de Dios, ni comprender porque le llamamos padre, pues ellos no entienden la dimensión de nuestros Dios, su grandeza y poder, si el mundo supiera quien es Dios realmente, sabría quienes somos nosotros porque reconocerían que en nosotros vive un Dios grande y poderoso.

Versículo 2

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
Este versículo es maravilloso y sumamente esperanzador para todos aquellos que somos hijos de Dios, lo que primero nos presenta y nos reafirma Juan es que somos precisamente eso, hijos de Dios, y la esperanza que tenemos como hijos de Dios es que, vamos a ser semejantes a Cristo en su cuerpo de gloria, que este cuerpo de carne, vendido al pecado el cual el mismo apóstol pablo nos decía allá en Romanos 7:24  ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?, pues este cuerpo de muerte será transformado en cuerpo de gloria así como el del Señor, todos sabemos que esto aún no se ha manifestado, pues aun vivimos en la debilidad de nuestro cuerpo carnal, pero cuando el Señor regrese por su iglesia, en ese momento seremos transformados en un abrir y cerrar de ojos como dice en 1Co 15:51-52  He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Esa es la esperanza gloriosa de los hijos de Dios, pero más allá de ser transformados, llegaremos a verlo tal y como es él hasta ese momento, como cristianos debemos poner nuestros ojos en aquello que no vemos, todos sabemos que no podemos ver a Jesús cuando oramos, aunque sabemos por fe que él nos escucha, una de mis pasiones más grandes en mi vida, es como dice aquella canción que interpreta fantásticamente, nuestro hermano y amigo ALEJANRO ALONSO, que dice “Poder tu rostro ver, precioso salvador, es mi oración, haz que sea mi obsesión”, pues precisamente eso ocurrirá cuando Jesús regrese por su iglesia, le veremos como él es, y seremos transformados a su imagen aleluya.

Versículo 3

Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Uniendo este versículo al anterior es bien interesante ya que tenemos una gran promesa y esperanza, que nos debe llevar a reflexionar profundamente sobre nuestro caminar con Cristo, porque no es simplemente decir que yo sigo a cristo y lo estoy esperando, sino examinar profundamente mi corazón si en verdad estoy preparado para su venida pues en Lucas 12:40  Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá. Aquí el mismo Jesús nos habla de una preparación especial para la venida de Jesús, sabemos que el Señor viene por una iglesia, sin mancha y sin arruga, como dice Efesios 5:17, y si somos parte de esa iglesia debemos estar preparados para la venida de Jesús, teniendo nuestras vidas sin manchas de pecado y sin arruga, el apóstol Pedro es muy fuerte cuando nos advierte de esta verdad tan grande pues en 2 Pedro 3:11-14  Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,  en su contexto habla que todo lo que existe será quemado a fuego, por esta razón debemos procurar cada día de nuestra vida examinarnos profundamente, y purificarnos en la sangre de Jesús, confesando nuestros pecados, viviendo una vida de arrepentimiento y fe, confrontándonos diariamente con la palabra, para así poder estar listos para la venida de Jesús y como decía el mismo Juan en uno de los versículos anteriormente expuestos, que debíamos permanecer en él para que cuando Jesús regrese tengamos confianza, para que no nos alejemos de él avergonzados.

Versículo 4

Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.

Ahora estamos entrando a uno de los temas más difíciles de la biblia, que a todos como cristianos nos confronta y nos pone a pensar mucho en cuanto nuestra relación con Dios, en los siguientes versículos voy a dar una opinión personal como yo la veo a través de las escrituras, no digo que sea la correcta, de hecho hay muchas interpretaciones de estos versículos que veremos a continuación, lo más importante es que siempre sea el Espíritu Santo el que nos de entendimiento para conocer la verdad que esta en este pasaje pero sobre todo que nos de la capacidad de entender por encima de todo que es lo que él quiere que hagamos con respecto a estos versículos.

Primero nos habla acerca de que es pecado, y básicamente nos dice, que pecado es infracción de la ley, que quiere decir esto, que en verdad hay una ley que Dios ha colocado para todos los hombres, independientemente si creemos en Dios o no, las leyes de cualquier país, se aplican a todos sus habitantes, independientemente si estén de acuerdo con el gobierno o no, y al que infringe esa ley, llevara las consecuencias y los castigos que dictan tales leyes, de la misma manera pasa con Dios, el pecado es una infracción a la ley de Dios que está estipulada en su palabra, no solamente en los primeros 5 libros de la biblia, sino a través de toda ella, sobre todo la que está en el nuevo testamento. Este punto es bien importante, ya que en un mundo y en una cultura tan relativista la cual nos vende el concepto de que “si no consideras que algo es malo, entonces eso no es pecado”, “no importa que hagas, si es bueno para ti y lo disfrutas, hazlo”, pero así no son las cosas con Dios, él ha instituido una ley que nace de su carácter, es decir: Dios prohíbe la mentira, no solamente porque es mala en sí,  sino que la prohíbe porque él no es mentiroso, y así con cualquier pecado descrito en la palabra, el prohíbe el pecado, por la sencilla razón que él es Santo y no hay pecado alguno en él, por esta causa todo aquel que peca está infringiendo la ley y de una manera más profunda, está ofendiendo el carácter y la santidad de Dios.

Versículo 5

Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.

Este versículo es sumamente importante tenerlo bien en claro y muy presente en nuestros corazones, debemos entender que Jesús en la cruz no solamente murió para pagar la consecuencia de nuestros pecados, es decir la muerte eterna en el infierno, sabemos que por la sangre derramada en la cruz recibimos todo el perdón de nuestros pecados, pero no solo eso, este versículo nos muestra que él apareció para quitarnos el pecado del corazón, para que este ya no habite en nuestros corazones, comparándolo con la enfermedad, él no solamente quito el dolor que por decir algo, produce el cáncer, él quito el cáncer, no es que él haya adormecido el cáncer en el cuerpo y los efectos de él hayan sido neutralizados, en ninguna manera, el quito el cáncer por completo, si hacemos la comparación que el cáncer es el pecado, podemos entender, lo que Jesús hizo en nuestro espíritu, la biblia dice en Hebreos 10:14  porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Ciertamente sabemos que no está hablando de la perfección de nuestra alma la cual aún está contaminada por la mente carnal, es decir los deseos del mundo, no podemos decir que somos perfectos en nuestros pensamientos o emociones aun conociendo de Jesús, y ni que decir de nuestro cuerpo, que es el más imperfecto de todos, obviamente sabemos que está hablando de la perfección de nuestro espíritu, antes de nacer de nuevo éramos pecadores en todo nuestros ser, pero sobre todo el pecado estaba arraigado en nuestro espíritu que es nuestro verdadero “yo” por eso nuestro espíritu estaba muerto (separado) para con Dios, en resumidas cuentas el quito el pecado totalmente de nuestro espíritu por eso es hecho perfecto, de ahí la importancia que nos recalca en apóstol Pablo en Gálatas 5:16-17  Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Por eso nuestra vida espiritual debe gobernar todas las áreas de nuestra vida, tanto como el alma como el cuerpo para que no pequemos, no podemos sacar como excusa decir, “como nuestra carne está contaminada y aun no redimida, puedo pecar pues finalmente lo que Dios ve es mi espíritu”  tal afirmación en falsa, ya que le servimos a Dios con todo nuestro ser: espíritu, alma, y cuerpo los cuales Dios espera que estén irreprensibles para la venida del Señor, según 1 Tesalonicenses 5:23, basándonos en este pensamiento podemos mirar de una perspectiva más correcta los próximos versículos.

Versículo 6

Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.
Debemos analizar este versículo a la luz de la el contexto de este capítulo, a la luz del contexto de la carta y de toda la biblia, para no caer en errores al intentar comprender lo que Dios nos quiere decir a través de él. A simple vista podemos entender que si alguien que se dice ser cristiano, peca, es porque no ha nacido de nuevo, al tomar este versículo de esta manera, fácilmente llegamos a la conclusión de que si pecamos no somos salvos, pues después de haber recibido a Cristo como Señor y Salvador, todos hemos pecado, de hecho, si tomamos este versículo así, ninguno seria salvo, ya que aún el mismo apóstol Pedro peco de tal manera que tuvo que ser reprendido por el apóstol Pablo por judaizar a los gentiles (de cierta manera) en  Gálatas 2:11-12  Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Vemos que el pecado de Pedro, según Pablo era de condenar, sabemos que no quería decir que Pedro no era un verdadero cristiano o que había perdido su salvación, simplemente había pecado y era necesario corregirlo para que se arrepintiera. El hecho más grande que nos hace considerar que cuando Juan decía Todo aquel que permanece en él, no peca. No se refería a que un cristiano jamás peca, es la misma biblia, si Dios coloco la palabra en nosotros, es porque aun siendo cristianos tenemos que ser perfeccionados a través de ella, ser santificados cada día, porque aun pecamos y fallamos, no estamos en un caminar en el cual un día somos cristianos y al otro día perdemos la salvación porque caimos, de hecho es el mismo Juan que nos dice en esta misma carta en el capítulo 1:10  Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. Cuando Juan dice, todo aquel que permanece en él, a mi criterio personal pienso que nos está diciendo, que cuando verdaderamente le buscamos de corazón, colocamos sus palabras presentes en nuestra vida, y tomamos en serio nuestro llamado de ser hijos de Dios, no vamos a pecar, siempre he creído que entre más cerca estemos de Dios más lejos estaremos del pecado, si permanecemos en insistente y permanente comunión con Dios, el pecado se alejara de nuestras vidas, porque le conoceremos más a él, y entre mayor sea nuestro conocimiento de Dios, mas comprenderemos cuan vil y sucio es el pecado para Dios, por eso nos alejaremos de él, pero cuando un cristiano no se ocupa en buscar y conocer a Dios, es cuando fácilmente puede caer en pecado y vivir una vida no conforme a la voluntad de Dios, pero debemos tener cuidado, porque muchos pueden pensar, pues bueno sí, soy salvo, no camino en santidad y vivo con pecado en mi vida, pero finalmente me salvare, posiblemente esa persona no ha sido salva, ya que el deseo de un verdadero cristiano siempre es y será la búsqueda de Dios y procurar una vida en santidad.

Versículo 7

Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.

Continuando con el pensamiento anterior, Juan nos recuerda algo que tenemos que tener muy presente, nos dice que nadie nos engañe, muchas veces nos engañamos a nosotros mismos, pensando que somos hijos de Dios, pero no vemos frutos de justicia en nuestras vidas, muchas personas viven continuamente en el pecado, como su estilo de vida, aun asistiendo a una iglesia, teniendo en su frente la etiqueta de cristianos, y no que no les duela el pecado, si tienen algún remordimiento por pecar, y se sienten mal con el pecado, no porque les duela fallarle a Dios, sino porque les falla su ego, aun hasta lloran y derraman lágrimas, quieren deshacerse del pecado, simplemente para calmar su conciencia y sentirse bien consigo mismos ya que el pecado no los deja satisfechos del todo, pero estas personas nunca han experimentado un verdadero y profundo arrepentimiento, ya que su estilo de vida sigue igual, el pecado es una constante en sus vidas, no una excepción, no dan verdaderos frutos de arrepentimiento y menos de justicia, lo peor es que abundan maestros y pastores que complacen a dichas personas, dándoles un falso consuelo, engañándolas diciéndoles que el pecado en sus vidas no es tan importante, que es más importante sentirse bien con uno mismo, crecer y prosperar, (no tengo nada contra la prosperidad) que el pecado son simples obras de la carne y que eso es normal en la vida de un cristiano, tal cosa es un vil engaño, diciendo esas cosas están mandando a la gente al infierno, por esto el apóstol Juan nos dice, el que hace justicia es justo, como él es justo. Si hemos sido justificados por la fe en Jesucristo, la evidencia de que eso es verdad, es que en nuestra vida se manifiesten frutos de justicia, sino es así nunca hemos sido justificados, y ¿qué es eso de hacer justicia?, básicamente es andar como Jesús anduvo es decir en la rectitud de la palabra, caminar en amor, perdonando, ayudando a los demás, honrando a Dios en lo secreto tanto como en lo público, hacer justicia es apartarme del pecado, y caminar en las buenas obras que Dios de antemano preparo para que anduviese en ellas, que todas estas cosas sean la constante en nuestra vida, y el pecado la excepción.

Versículo 8

El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.  

Siguiendo con el mismo pensamiento del versículo anterior Juan nos da a entender la verdad de esta condición, nos dice el que practica el pecado es del diablo, la palabra clave en este versículo es practica” para no meternos en el significado de esta palabra en el griego y no confundirnos más (aclaro que si la estudie) pero el sentido que nos da esta palabra es: aquel que continuamente hace, en el sentido más coloquial de la palabra, cuando hablamos de que alguien practica un deporte es aquella persona que encamina mucha de sus fuerzas y tiempo para dedicarse a tal profesión, por decir un ejemplo: yo, hace unos años atrás cuando aún estaba en el colegio me encantaba el baloncesto, casi todos los días jugaba en el colegio, los domingos era sagrado para mi ir a un cancha con mis amigos, y jugar todo el día desde la mañana hasta casi llegada la noche, yo podría decir que verdaderamente practicaba el baloncesto, era parte de mi estilo de vida, actualmente ya casi nunca juego, hace poco mi esposa me regalo un balón para volver a practicar un poco, pero debido a mi trabajo y demás ocupaciones sobre todo la iglesia, ya no salgo a jugar sino muy de vez en cuando, la última vez que fui fue hace más de un año con algunos jóvenes de la iglesia, de hecho lo disfruto cuando lo hago, pero el baloncesto ya no hace parte de mi vida, de la misma manera cuando el pecado está arraigado en alguien el cual es su estilo de vida, no podemos decir que tal persona es hija de Dios, así asista a una iglesia, sino por el contrario como nos dice Juan tal persona es del diablo, ya que el diablo es pecador desde el principio, a veces como cristianos pecamos pero no debe ser una constante en la vida, de hecho creo que podemos caminar en un gran nivel de santidad con todas las armas y medios espirituales que Dios nos ha dado para hacerlo, debemos entender que alguien que verdaderamente se ha encontrado con Jesús, todas las obras del diablo han sido desechas en su vida por que según nos habla este versículo Cristo vino precisamente para eso, para deshacer las obras del diablo en un verdadero creyente para que este pueda vivir en santidad.


Versículo 9

Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

La palabra de Dios una vez más nos recuerda que si verdaderamente somos hijos de Dios, si hemos nacido de nuevo no practicamos el pecado, como explicamos en versículos anteriores, no podemos interpretar este pasaje como si un cristiano jamás pecara, pues ya sabemos que aun como cristianos ocasionalmente fallamos y si, pecamos, y esa es la razón por la cual tenemos la palabra de Dios, nosotros los hijos de Dios, para que sepamos que es pecado y no caigamos más en él, y cada día santificarnos más, el verdadero hijo de Dios no practica el pecado, no lo tiene como su estilo de vida, le huye, no lo busca, y aunque a veces ceda a él, tenemos un abogado que nos defiende si confesamos nuestros pecados, ahora si leemos la siguiente parte de este versículo que dice: porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. La frase “no puede pecar” nos deja pensando mucho, porque si somos cristianos y en este versículo dice que un verdadero cristiano no puede pecar entonces, ¿Por qué aun pecamos siendo cristianos? Hasta podríamos decir que la misma biblia se está contradiciendo, al hacer tal afirmación pues si en el capítulo 1 verso 10 nos dice que Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. En mi apreciación personal, lo miro de la siguiente manera, cuando dice que la simiente de Dios permanece en él esa simiente se está refiriendo al Espíritu Santo, que son las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida según Efesios 1:13,14 cuando el apóstol Pablo nos hablaba en Gálatas 5:16-17  Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Como lo cite en la meditación de un versículo anterior, el Señor nos manda a andar en el Espíritu, es decir sometidos a la voluntad de él (el Espíritu Santo), en continua comunión, y devoción, cuando por el mismo Espíritu hacemos morir las obras de nuestra carne como dice en Romanos 8:13, es cuando a un cristiano le es imposible pecar, porque esa simiente de Dios está operando poderosamente en su vida por esta causa no lo puede hacer, porque el poder del Espíritu viene a fortalecerlo y darle victoria sobre todas la tentaciones, por eso la biblia insistentemente nos habla acerca de tener comunión con Dios, y nos habla de sometimiento y obediencia al Espíritu Santo, considero que está en una explicación que se adapta a todo el contexto bíblico, y nos ayuda a entender la voluntad de Dios para nosotros y es que cada día tengamos más intimidad con él, para así poder vivir en verdadera santidad.

Versículo 10

En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

En este versículo vemos hacia donde el apóstol Juan guiado por el Espíritu Santo nos quiere llevar y es a entender una vez más que la verdadera santidad en el creyente no solo está con dejar de hacer actos inmorales, sino también hacer obras de justicia y sobre todo amar a nuestros hermanos y al prójimo en general, como lo hemos explicado ya bastantes veces en versículos anteriores, lo que nos puede traer más confianza en cuanto a nuestro verdadero cristianismo es el amor hacia los demás. Este versículo nos habla de dos tipos de personas, primeramente nos muestra los hijos de Dios y los hijos del diablo, sabemos que los hijos de Dios son los que hacen justicia y aman y los hijos del diablo en su contraste más fuerte son los que odian, hace poco leí acerca de las creencias de la iglesia satánica fundada por el denominado papa negro y me causo mucha curiosidad lo que leí, en una de sus declaraciones colocaban “Satán representa amabilidad hacia quienes la merecen, ¡no el amor desperdiciado en ingratos, Satán representa la venganza, ¡no ofrecer la otra mejilla” es impresionante la filosofía satánica acerca del amor, ellos dicen que solo hay que amar a los que se lo merecen, me preguntaba acerca de muchos que se dicen ser cristianos, los cuales tienen este mismo pensamiento, si alguien los hiere o los ofende o simplemente les cae mal, cierran contra él el corazón, no le hablan, no le saludan, y lejos de estar dispuesto sinceramente a brindarle una ayuda, muchos solamente están dispuestos a amar y bendecir a aquellos que se lo merecen, a sus amigos más cercanos o quizá a los que hagan más mérito por merecer ese amor, me pregunto si alguien ama de esta manera ¿estos verdaderamente son hijos de Dios?, pues el mismo Jesús decía Mat 5:46-47  Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?  Vemos que amar así viene de un pensamiento satánico, no es el amor que proviene de Dios, si ese eres tu querido lector, solamente te puedo decir que necesitas arrepentirte, confesar tus pecados, pues el odio hacia nuestros hermanos solamente manifiesta que son hijos del diablo.

Versículo 11

Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.

La razón que el apóstol Juan nos da para decirnos estas cosas, es que uno de los mandamientos que hemos escuchado desde el principio y que es el segundo más importante es: Que nos amemos unos a otros,  cuando construimos una casa, una de las cosas más importantes que va a determinar la calidad y la resistencia de la construcción, es que tenga muy buenas bases, sin bases lo que construimos tarde o temprano se vendrá al suelo y traerá grande ruina, nunca nada quedara bien si se construye sin bases, por esta causa el apóstol Juan nos dice que desde un principio escuchamos este mandamiento para que lo colocáramos como fundamento en nuestras vidas, y como una roca que nos asegura nuestra verdadera conversión, el amor es el fundamento del cristianismo sabiendo que Dios es amor y su esencia más grande, por eso también nosotros tenemos que amar.
Versículo 12

No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.

En el versículo anterior Juan nos recuerda la importancia de amarnos los unos a los otros, y ahora en este nos da un ejemplo de cómo no hacerlo, y nos recuerda a Caín, un personaje del antiguo testamento, hijo de nuestros primeros padres, Adán y Eva, quien mato a su hermano, y nos dice: ¿Y por qué causa le mató? Muchos al leer este pasaje en génesis pudiésemos decir que fue por envidia o simplemente por un momento de ira, pero Juan nos aclara que fue solamente eso, sino que la razón más grande por la cual Caín mato a Abel fue porque no era recto su corazón y sus obras eran malas, pero ¿Cuál era la razón por la cual las obras de Caín eran malas?  Acaso la biblia no lo muestra como alguien que labraba la tierra y su vida aparentemente era muy similar a la de su hermano, de hecho hasta los dos tenían conocimiento de Dios ya que ambos le ofrecían sacrificios. Qué fue lo que marco diferencia entre los dos, Hebreos 11:4 nos lo dice Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Básicamente las obras de Abel eran justas porque nacían de la fe que él tenía en Dios, y por el contrario las obras de Caín eran malas porque no nacían de la fe. Puedo concluir que cuando en la vida de un cristiano hay una fe verdadera en quien es Dios y su poder, esta persona va a caminar en justicia, de hecho la palabra nos aclara esta verdad en Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Una persona justa ante los ojos de Dios es la que tiene un genuino caminar de fe, si caminamos en fe, caminaremos en justicia, y lograremos amar, no como Caín que por su incredulidad lleno de odio y rencor su corazón contra su propio hermano, asesinándole, sino con un amor puro y sincero nacido de la fe que tenemos en Jesús.

Versículo 13

Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece.

Podemos sacar un extenso análisis de este versículo pero lo quiero tomar basándome en el contexto inmediatamente anterior, en el versículo anterior Juan nos hablaba del odio que Caín le tenía a su hermano, el cual lo llevo a asesinarlo, ahora en este versículo Juan nos habla acerca de que el mundo nos va a aborrecer y que no debemos extrañarnos por eso, uniendo esta idea con la del versículo anterior me doy cuenta que, así como nosotros nos decidimos amar como el Señor Jesús nos enseña a través de la fe, hay gente debido a su incredulidad así como Caín nos odiara, ya que sus obras son malas y procurara el daño de los verdaderos hijos de Dios, esto no se nos debe hacer extraño ya que ha sido una realidad que ha estado en la historia durante años, de hecho la biblia nos muestra la persecución como un privilegio para los hijos de Dios, solo debemos de tener esto en mente, es preferible ser perseguidos que uno mismo ser el perseguidos, el hecho de que nosotros no seamos los que aborrecen y persiguen nos debe llenar de gozo, ya que eso demuestra que verdaderamente somos hijos de Dios.


Versículo 14

Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.

Este versículo es sumamente importante en el estudio de esta carta, ya que nos aclara de una manera muy definitiva si somos o no somos hijos de Dios, una de las palabras clave de este versículo es “muerte” y también “vida” bajo el contexto de esta palabra sabemos que no se está refiriendo a muerte física es claro, pero sino es hace referencia a muerte física es claro entender que nos está hablando de muerte espiritual, de una separación de Dios, lo cual significa que nos está diciendo acerca de alguien que no ha nacido de nuevo y no es salvo. Lo que este pasaje nos quiere decir básicamente que lo que nos asegura que verdaderamente somos salvos es el amor hacia nuestros hermanos, el apóstol Juan da esta declaración tan certera por varias razones. Primero que todo debemos entender que Dios es amor, esa es una de las características más importantes del Señor, una vez más traigo a colación aquel versículo que está en Romanos 5:5 parte B que nos dice que: el amor de Dios ha sido derramando en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado, el verdadero creyente en el momento del nuevo nacimiento ha recibido al Espíritu Santo en su cuerpo y hemos llegado a ser la habitación de Dios, pues ahora somos sus hijos y espiritualmente hablando hemos heredado una de las más grandes cualidades que Dios tiene y esa es el amor, pues ese amor de Dios fue derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo cuando nacimos de nuevo, podemos concluir que en un verdadero creyente habita el amor de Dios, es por esta razón que el apóstol Juan nos dice que la prueba de nuestro cristianismo es el amor hacia nuestro prójimo en especial a nuestros hermanos, tenemos que también entender que muchas veces por diferentes circunstancias, nosotros como creyentes nos podemos enojar y aun molestar con algún hermano, tener alguna diferencia con alguien, sin necesidad de que lo odiemos, esto no quiere decir que enojarse con un hermano no sea pecado, pero tampoco podemos decir que es odio, ya que el odio se caracteriza por buscar el daño de la otra persona, busca agredir, busca desprestigiar, busca herir, y como en el caso que nos expone Juan en los versículos anteriores, así como Caín procurar hasta la muerte de su propio hermano, el problema que tenemos muchos cristianos no es que no amemos sino que no procuramos que el amor que Dios derramo en nuestros corazones fluya hacia los demás, muchas veces cerramos nuestro corazón con las personas que sufren alguna necesidad, o están pasando por algún momento crítico en sus vidas, no les prestamos ayuda y los ignoramos, esto es pecado contra Dios, y es algo grave, pero no es que no podamos amarles en la práctica, lo que pasa es que por nuestra falta de comunión con Dios no dejamos que el amor de Dios se haga tangible, está allí pero está apagado, y necesita avivarse, por eso la palabra de Dios es muy insistente en recodarnos una y otra vez la necesidad de amarnos los unos a los otros, esto no es algo que se da porque si, es algo que debemos aprender y crecer cada día debemos aprender a manifestar el amor que Dios ha colocado en nuestra vida, tomando decisiones animándonos a ayudar los demás, a extender nuestra mano al hambriento, animar a aquel se ha apartado, a interceder ante Dios por todos los hombres, para alguien que no ha nacido de nuevo hacer todas estas cosas le sería imposible, o al menos no lo haría de la manera correcta buscando glorificar y honrar a  Dios con cada acto de amor hecho.
Versículo 15
Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.
Ahora entramos en uno de los versículos más fuertes de la biblia, para algunos sería una exageración afirmar que el simple hecho de aborrecer a alguien ya lo hace a uno asesino, pues aunque parezca exagerado, esta es una verdad que esta consignada en la biblia, y es un hecho, debemos entender que pecado ante los ojos de Dios no es solamente el hecho de cometer algún acto, sino que pecado ante Dios es simplemente la intención de hacerlo, sabemos que amar en su definición más simple es buscar desinteresadamente el bien de los demás, y en su contraste el odio seria buscar el daño y el perjuicio del prójimo, cuando alguien aborrece a una persona, en su corazón siempre estará el deseo de procurarle el mal, incluso hasta desearle la muerte, llegado a este punto está claro que el simple deseo llega a ser un pecado grave a los ojos de Dios y se constituye homicida y según este mismo versículo, un homicida no heredara el reino de Dios, es decir, si no se arrepiente y verdaderamente cree en Jesús, se condenara eternamente en el infierno.

Versículo 16

En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

Antes que Jesucristo llegara a la tierra como hombre, teníamos como seres humanos alguna noción de lo que era amor, podíamos demostrarlo a nuestros seres más cercanos, aun a amigos, o a alguien que fuese digno de ese amor, el hombre en nombre del amor hacia actos tremendamente heroicos por demostrar afecto a una persona o  aun pueblo en especial, pero sabemos por esta escritura que este tipo de amor era muy limitado e incompleto, ya que la verdadera manifestación del amor solo la pudimos conocer a través de Jesús, cuando él siendo Dios vino al mundo humillándose a sí mismo tomando forma de hombre y aun mas, de siervo, humillándose hasta los sumo, sufriendo los terribles dolores de la muerte y la horrible agonía de llevar el pecado de una humanidad indigna, terriblemente pecadora, que no le quería ni le buscaba, digna de una eternidad en el infierno, pero que por amor decidió entregarse, para rescatar y dar vida eterna y salvación al hombre. Esto verdaderamente es amor, todo lo anterior simplemente era una sombra de este, todo lo que conocíamos era un amor humano, egoísta y limitado, pero con Cristo conocimos el verdadero amor, Jesús nos enseñó el verdadero significado de amar y todo lo que ello implicaba, pero esto no fue solo para demostrárnoslo, sino más bien para que como sus hijos tomemos su ejemplo y de la misma manera estemos dispuestos a dar nuestra vida por los hermanos, y si, habla de una manera literal, debemos estar dispuestos a morir en lugar de un hermano, dar nuestra vida por él, sinceramente y de corazón, ya que si estamos dispuestos a dar nuestras vidas que es lo más valioso que tenemos, también estaremos dispuestos a dar de lo que tenemos, ya sea ayuda material, económica, de afecto y ánimo, y sobre todo la ayuda espiritual, entregar nuestra vida por los hermanos, no es solamente morir por ellos en un sentido físico, sino morir a muchos gustos, muchas cosas, negarnos a muchos placeres con tal de bendecir a aquel que lo necesita más que nosotros.

Versículo 17

Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?

En este versículo el apóstol Juan nos hace una fuerte declaración, de la cual debemos estar bastante atentos y examinar nuestra conducta a la luz de ella, nos habla de aquellas personas que son prosperadas económicamente, ya sea en gran o poca medida, pero que sus recursos son suficientes para proveer ayuda a otros, aquellos que en esta condición cierran su corazón y le niegan la ayuda a una hermano, nos dice Juan que dichas personas no tienen el amor de Dios morando en sus corazones, y según el contexto que hemos leído en los versículos anteriores sabemos que si el amor de Dios no mora en alguien dicha persona no ha nacido de nuevo y aun está en muerte, cuando sabemos que nuestra ayuda puede salvar una vida y nos negamos a brindarla, nos convertimos de la misma manera en homicidas, ya que por nuestra negligencia puede perecer un hermano. En este versículo la palabra nos está hablando específicamente de la parte económica, y sabemos que esa área es la que más le duele a muchos, ya que su dios es el dinero, hoy en día critican mucho a muchas iglesias cristianas por la parte económica, diciendo que no deberían pedir diezmos, pues ellos son para enriquecer al pastor, que lo que hacen en las iglesias cristianas es robarles el dinero a los pobres incautos que va a ellas, la verdad no es que ellos esta cuidadosos de las personas para que no las estafen, lo que sucede es que les tocan a su dios y tienen que pelear por él y defenderlo, el problema es que en la iglesia el dinero también se puede volver un dios, y se manifiesta cuando nos toca dar para suplir las necesidades de la iglesia, y mucho más cuando hablamos de las necesidades de los hermanos, nos negamos, sacamos excusas, decimos no nos alcanza. Muchas veces cuando alguien por egoísmo teniendo la capacidad de ayudar a otros, se niega, es porque nunca ha conocido verdaderamente a Cristo como su Señor y Salvador, pero por otro lado los verdaderos cristianos, muchas veces nos dejamos engañar por el enemigo, y aunque el amor y el deseo de ayudar a los demás está en nuestro corazón, porque su amor ha sido derramado en nosotros, sacamos excusas y evadimos de una manera u otra esa responsabilidad, por lo cual debemos arrepentirnos y cambiar nuestra actitud y con amor, desprendernos de lo que más nos cuesta para poder bendecir a aquel hermano que necesita ayuda económica, y poderle proveer para sus necesidades básicas, recordemos que somos el cuerpo de Cristo, somos sus manos que brindan ayuda, somos sus pies que se apresuran a bendecir a los demás, tomemos nuestro puesto en el cuerpo de Cristo y ayudemos y sirvamos a Dios con nuestros bienes.

Versículo 18

Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.

Continuando con la idea del versículo anterior, no es solamente tener la intención de hacerlo como nosotros siendo cristianos inicialmente la tenemos pues el amor de Dios está en nuestros corazones, nos es fácil decirle a una persona en necesidad, tranquilo orare por ti para que Dios te prospere, pero lo que Dios busca más que ores por esa persona, es que la bendigas con hechos no solo con palabras, si puedes ayudarle económicamente, simplemente hazlo, es mejor ser la respuesta a una oración, que aquel que hace mil oraciones, no es simplemente decir yo quiero ayudarte, lo que vale es ayudar, el querer no cambia las circunstancias, lo que cambia las cosas es el hacer, lo que pude entender aquí es que nuestras palabras son mentiras hasta que no las hacemos realidad, por eso Juan dice nuestro que nuestro amor debe ser de hecho y en verdad, cuando se hace un hecho nuestras palabras, se convierten en verdad lo que hemos dicho, debemos tomar la decisión de hacerlo de levantarnos y ser una genuina bendición para los que nos rodean, así nuestros recursos no sean muchos, no importa, Dios nunca mira la cantidad, sino el amor sacrificial que mostramos al dar.


Versículo 19

Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;

Cuando amamos, no solo de palabra, es que estamos demostrando en verdad quienes somos delante de Dios, lo que nos asegura que somos de Cristo es nuestra relación con los demás, es al amor que manifestamos a las personas que nos rodeas, pero muchos podrían decir en el mundo hay muchas personas que manifiestan el amor hacia los demás de muchas maneras, hacen grandes sacrificios por ayudar a los demás, inclusive muchos ateos lo hacen, entonces ¿ellos son salvos?, la diferencia radica en que en un verdadero cristiano los actos de amor que hace para bendecir a otras personas, no lo motiva otra cosa sino glorificar a Cristo en cada cosa que haga, muchos realizan actos de amor impresionantes dignos de admirar, pero lo hacen por satisfacción propia, por llamar la atención sobre ellos, lo hacen por cualquier cosa menos por glorificar a Dios, por eso el apóstol Pablo nos decía en 1 Corintios 10:31 ...hacedlo todo para la gloria de Dios. Por eso cuando los verdaderos cristianos amamos lo que verdaderamente estamos haciendo es honrar a Cristo y manifestándolo a él en nuestras vidas, y eso es lo que nos hace asegurar nuestros corazones delante de él y demuestra que estamos en la verdad.


Versículo 20

Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.

En este versículo Juan nos empieza a hablar de una de las obras más maravillosas del Espíritu Santo que hace a través de nuestros corazón, sabemos que siempre debemos mirar la palabra en su contexto más anterior, sabemos que Juan nos está hablando de la importancia del amor y las consecuencias de aquellos que no tienen ese amor de Dios en sus corazones, también sabemos que estas palabras van dirigidas a creyentes, a personas nacidas de nuevo, que a pesar de nuestra condición de privilegio al ser hechos hijos de Dios, aun pecamos y fallamos en nuestra manera de amar, debemos de entender que por más que nos esforcemos nuestro amor nunca será perfecto, aunque no debemos tomar eso como excusa para no amar, el punto aquí es que el apóstol Juan nos habla acerca de la obra de Dios en nuestro corazón, hay una verdad inscrita en el antiguo testamento, que dice que en Jeremías 17:9  Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Esta es la realidad de un corazón que está en pecado, alejado de Dios, en esta condición estaba nuestro corazón antes de conocer y creer en Jesucristo, pero la biblia nos da una promesa maravillosa en Ezequiel 36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Esto es exactamente lo que recibimos aquellos que hemos creído de corazón en Jesucristo, los que por la gracia y el poder de Dios hemos nacido de nuevo, ahora nuestro corazón no es un corazón engañoso, porque hemos recibido un nuevo corazón, conforme a su voluntad, y esto es algo sumamente importante que como cristianos debemos tener bien claro, ya que es a través de nuestro corazón como Dios nos va a guiar, no va a redargüir, nos va a mostrar que está bien y que está mal en nuestras vidas, y es en nuestro corazón donde recibiremos corrección pues allí es donde nos va hablar. Cuando Juan dice: Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios nos está diciendo que es él quien controla lo que hay allí, él está por encima de nuestras emociones y sentimientos y ya que como él conoce todas las cosas, aun lo que está oculto de nuestro corazón, lo que no podemos ver ni entender, él nos lo revelara en nuestro corazón por eso podemos confiar que él es nuestra guía segura.

Versículo 21

Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios

Aquí Juan afirma el centro de la verdad que hemos venido hablando, “si nuestro corazón no nos reprende”, es decir si nuestro corazón no nos dice que lo que estamos haciendo está mal, podemos con confianza hacerlo, porque tenemos el respaldo de Dios, ahora tenemos que decir algo que es sumamente importante, y es que esta verdad solo se aplica a aquellos que de una manera genuina han nacido de nuevo, porque si alguien se cree que está en la verdad pero sus acciones y estilo de vida demuestran lo contrario, a dicha persona seria un grave peligro aplicarle este versículo, pues su corazón aun es engañoso más que todas las cosas, y definitivamente lo guiaría al pecado y lo alejaría de la voluntad de Dios, pues Dios no puede hablar ni obrar en un corazón que no ha sido renovado ni transformado, pero si Cristo esta en nuestros corazones es allí donde él nos guiara por su Espíritu Santo, cuando como cristianos pecamos y le fallamos a Dios, nuestro corazón jamás estará cómodo, sino por el contrario se entristecerá y se compungirá de tal modo que nos llevara a confesar el pecado y a un verdadero arrepentimiento, pues este es el obrar de Dios.

La manera en que hacemos nuestros corazones más sensibles a la guía de Dios, y como entrenamos nuestro corazón para escuchar la voz de Dios, es básicamente a través de la oración, esto es algo obvio, que todos sabemos, pero que tristemente muchos obviamos, pero algo que si es muy importante es la palabra de Dios, al apóstol Pablo nos dice en Colosenses 3:16  La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,… porque cuando su palabra abunda en nuestro corazón, se familiarizara con la voz de Dios, y será mucho más fácil, no solamente escuchar, sino entender, y sobre todo poner por obra su voz y dirección.

Versículo 22

Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.

Ahora cuando hemos escuchado la voz de Dios en nuestros corazones y la hemos obedecido la palabra de Dios nos da una promesa maravillosa y es que CUALQUIER COSA que pidamos la recibiremos de él, y coloco CUALQUIER COSA en mayúscula ya que debemos tomarlo literalmente, muchos al leer esto pueden asustarse y decir, no creo que Dios nos vaya a dar cualquier cosa que pidamos, y que vaya a cumplir todos nuestros caprichos, esto sería una exageración, pero aunque nos cueste creerlo es totalmente cierto, ahí está escrito Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él. Esto parece una declaración peligrosa para muchos avaros que solo piensan en lo material, pero la razón por la cual el apóstol Juan decía “cualquier cosa” es porque, aquel cristiano ha rendido todos sus deseos y anhelos a la voluntad de Dios y han decidido escuchar la guía de Dios, así que todas sus peticiones y deseos no saldrán de un corazón corrompido, sino por el contrario de un corazón renovado, nacido de nuevo, con deseos santos y no egoístas, deseos que están siempre conforme a la voluntad de Dios, por esa razón, si tú eres un cristiano, que ama a Dios, le buscas y como dice este versículo guardas sus mandamientos y tu anhelo más grande en la vida es servirle y agradarle, y no solo el anhelo sino que ya lo estás haciendo, puedes tener la fe, la certeza y la confianza que Dios te dará todo lo que le pidas.

Versículo 23

Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.

A mi parecer, y de una manera muy personal, pienso que este versículo puede simplificar el mensaje de Dios de una manera muy sencilla, pienso yo, que si por alguna circunstancia no tuviésemos la biblia completa, pero solo tendríamos este versículo, nos sería suficiente para vivir la vida cristiana, sé que es un exageración decir tal cosa, pero si lo analizamos de una manera más profunda, en este versículo se resume lo que debe ser la vida de un cristiano. En el versículo anterior, Juan nos hablaba  acerca de la maravillosa promesa de que si pedíamos cualquier cosa la íbamos a recibir de él, con la condición de que guardáramos sus mandamientos, cuando pensamos en mandamientos, se nos viene a la cabeza una lista muy grande de cosas que debemos hacer y no hacer, pero el apóstol Juan en este versículo nos muestra el resumen de todo lo que Dios pide de nosotros, primero que todo nos dice que creamos en el nombre de su hijo Jesucristo, lo cual es la base del evangelio, sabemos que la palabra de Dios dice en Hebreos 12:6 Porque sin fe es imposible agradar a Dios, para comenzar, la salvación de nuestras almas es a través de la fe, por creer de todo corazón en la obra de Jesucristo es que nacemos de nuevo y recibimos una nueva vida, pero no para ahí, sino por el contrario es necesaria la fe y más que necesaria, indispensable para vivir la vida cristiana, así como está escrito en Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Pero no cualquier tipo de fe o puesta en cualquier clase de cosas, sino una fe colocada en Jesucristo y en su perfecta obra, tenemos que entender que es por la fe en el nombre de Jesús que recibiremos sanidad, perdón, provisión, bendiciones en cada área de nuestra vida, si no creemos nos será imposible poder vivir conforme a la voluntad de Dios. Pero Juan una vez más nos recalca la otra parte del mandamiento de Dios y es que nos amemos unos a otros, ya hemos hablado en esta carta y seguiremos hablando de ese tan grande mandamiento, por esta razón es que el apóstol Juan nos da la seguridad, de que recibiremos todo lo que le pidamos, porque creemos en su nombre, tenemos fe en que él nos responderá, y porque amamos a nuestros hermanos, no solo de palabra sino en verdad, por esta razón el apóstol Pablo nos dice en Gálatas 5:6  porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.


Versículo 24

Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

En este versículo el apóstol Juan nos dice que la manera de permanecer en Dios es guardando sus mandamientos y como vimos en el versículo anterior, sus mandamientos se resumen en creer en el nombre de Jesús y amar a los demás, el hacer estas cosas, o más bien permitir que Dios la haga en nosotros, es lo que nos da la confianza y seguridad que estamos en Dios y que sobre todo él está en nosotros, y eso de que “permitir que Dios haga” no es otra cosa que humillarnos y rendirnos ante su voluntad. También en este versículo nos habla de algo muy importante que debemos tener en cuenta, y es que nuestra seguridad de salvación no solamente depende de nuestras acciones, para que no se nos meta la idea de que somos salvos por el obrar de amor, sino lo que nos dice Juan es que la seguridad que tenemos de saber que el permanece en nosotros es que nos ha dado de su Espíritu así como dice en Efesios 1:13  En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, este sello del cual nos habla este versículo nos dice que es el Espíritu Santo y lo recibimos en el momento del nuevo nacimiento cuando de corazón nos arrepentimos de nuestros pecados y creímos en la obra redentora de Jesucristo en la cruz, esta es la morada del Dios en nuestras vidas, por eso si alguien no tiene al Espíritu Santo, no es salvo, Dios no está con él, muchos ahora se preguntaran, ¿Cómo hago para saber si el Espíritu Santo está en mi vida?, si les soy honesto, esta es una pregunta difícil de responder, pero si queremos dar una respuesta bíblica podemos referirnos  a que si alguien que tiene al Espíritu dentro, el Espíritu Santo producirá frutos en su vida, podría decir que si después de que usted creyó en Jesús, usted está creciendo en amor hacia los demás, si cada día hay más gozo en su vida que viene de parte de Dios, si en su corazón siente paz a pesar de las circunstancias, si eres más paciente en las pruebas que atraviesas, si tienes más bondad hacia los demás, si cada día eres más fiel al Señor, y con mansedumbre soportas los momentos de presión y si en tu corazón hay templanza, puedes estar seguro que el Espíritu Santo está en ti, inicialmente dije que era una pregunta difícil de responder, ya que muchas de estas cosas no la vemos en nuestra vida de la manera en que deberían de estar, no porque no seamos salvos sino porque no hemos crecido y creído lo suficiente para que el Espíritu Santo produzca estos frutos en nuestra vida, por eso pienso que aunque no todo esto se esté manifestando en nuestra vida, sabemos por la palabra, que es el mismo Espíritu el que da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, según Romanos 8:16, por eso digo que esto es algo que cada persona tiene que saber y estar apercibido personalmente de su condición ante Dios, si es que el Espíritu Santo está en su vida o no.

Comentarios

Rich Jove ha dicho que…
He sido muy bendecido al leer los comentarios de 1 Juan cap 3.
Sinceramente creo que estudiar esta carta es hermoso para fortalecer nuestra fe y confianza en
Jesucristo nuestro Salvador, al único y merecedor de toda nuestra alabanza y honor.

Muy agradecido

atte. Richard Jove
Anónimo ha dicho que…
es muy bueno y acertado de verdad Dios te siga bendiciendo en sabiduría