¿Quién será salvo?, ¿Serás tú? o ¿Seré yo?




1 De Juan 4:13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.

Sé que muchos de nosotros por muy maduros que seamos, en nuestro caminar con Cristo, en algún momento de nuestra vida cristiana nos hemos preguntado si verdaderamente somos salvos, ya sea porque hemos caído una y otra vez en el mismo pecado, o en algún momento nos hemos desanimado por alguna circunstancia que hemos atravesado, todos de una u otra forma nos hemos hecho esta pregunta.


En esta misma carta el apóstol Juan nos muestra algunas pruebas para lograr saber si verdaderamente hemos nacido de nuevo o no, una de ellas por ejemplo nos habla acerca del amor hacia los hermanos, como una manera  de saber si hemos pasado de muerte a vida, “1 Juan 3:14  Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.” Esto es algo que nos debe llevar a examinar profundamente nuestro cristianismo, ahora en este versículo que estamos estudiando arriba, nos dice algo, que es mucho más definitivo que las pruebas que mostraba en versículos anteriores, sin desmeritar ninguno de ellos, este versículo nos dice que la manera en que personalmente podemos conocer si verdaderamente permanecemos en él y él en nosotros (es decir somos salvos) es por la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, al leer este versículo se me viene a la mente aquel pasaje donde el apóstol Pablo nos hablaba acerca del mismo tema Romanos 8:16  El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Muchas veces como cristianos pecamos cuando somos débiles y nos dejamos tentar en ciertas áreas, pero a pesar de esas caídas, el Espíritu Santo está ahí para darnos ese testimonio de que somos hijos de Dios y por esta razón debemos levantarnos una vez más, nos muestra que el Padre aun nos ama y nos perdona.

Si en verdad hemos creído de corazón en Jesús, como nuestro Señor y Salvador y nos hemos arrepentido de nuestros pecados, el Espíritu Santo entra a morar en nuestros corazones, esa es una verdad innegable, en Efesios 1:13 dice:  En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa" y como sabemos que esto ha ocurrido en nuestras vidas... déjame decirte… mmmmm… la verdad es inexplicable con palabras, solamente tú sabes, porque sabes, hay algo dentro de ti que da un testimonio más fuerte, que tus pecados y debilidades, el testimonio que dice: Dios está en mi vida, el Espíritu Santo mora en mi, es esa fuerza sobre natural que está en tu espíritu que te lleva a acercarte a Dios y querer agradarle y hacer su voluntad aunque a veces caigas y falles.

Muchas veces nos preguntamos si tal hermano o tal persona es verdaderamente salva o no, pues lo vemos cometiendo algún pecado, muchas veces declaramos juicios sobre alguien al analizar quizás su conducta “pecaminosa” o “santa”, y nos atrevemos a declarar que tal persona si es verdaderamente salvo y tal otra no lo es, si bien el mismo Jesús nos dijo que por los frutos conoceríamos a las personas, y también que en medio del trigo crecería la cizaña, esto no nos da el derecho que tan solo Dios tiene de declarar si una persona ha sido verdaderamente salva o no, (bueno, sabemos que según la biblia, un ateo que reniega de Dios y blasfema de Jesucristo, obviamente no es una persona salva, o un budista, o un musulmán que adora a alá o un brujo satanista tampoco), pero muchas veces nos atrevemos a dictar juicios contra personas que asisten a la iglesia, como decía antes, sabemos que no todos los que asisten a una iglesia son verdaderos cristianos, es muy posible es que muchos en la iglesia no son nacidos de nuevo, al punto al que quiero llegar es que, solamente el Espíritu Santo es el que puede llegar a dar certeza absoluta si alguien es hijo de Dios o no, y esa certeza no se la da a terceros se la da a cada persona en particular.

Hay momentos en que verdaderos cristianos pueden llegar a vivir en un estado de carnalidad, cuando se dejaron seducir por el mundo o por algún vicio o están pasando por un momento de rebeldía, y quizás esto los aparte de la iglesia, ¿qué tan bajo puede llegar a caer?, pues no lo sé, todos conocemos la historia del hijo prodigo, que se descarrió siendo hijo, al punto de revolcarse profundamente en el pecado del mundo y llegar a comer las algarrobas de él (ahora esto no será la constante en la vida de un cristiano, será un estado temporal) pero también debemos de entender que según la biblia no hay un límite de tiempo, ¿cuánto durara su descarrío?, ¿un día?, ¿un mes?, ¿un año?, ¿diez años?… la biblia no nos habla de tiempo, no hay versículo que diga “si después de un año el hermano no se reconcilia con Dios, es porque nunca nació de nuevo” por eso debemos entender, que no sabemos cuánto tiempo un verdadero cristiano puede llegar a vivir en un estado de carnalidad, lo que sí sabemos es que si verdaderamente es un hijo de Dios volverá a los brazos de su padre, pero mientras llega, ¿cómo poder saber si algún día llegara?, ¡pues eso no lo sabemos!, solo lo sabe el Espíritu Santo quien es el que da testimonio de si verdaderamente es un hijo de Dios, también puede suceder que nunca se reconcilie con Dios, pues posiblemente nunca conoció verdaderamente a Cristo como su salvador, o en un caso extremo ha renegado de su fe en la sangre de Cristo,  por esta causa es muy difícil y sumamente equivocado emitir un juicio diciendo que si un hermano de la iglesia está en pecado no es un verdadero hijo de Dios, que sabes tú sí está atravesando por un momento de debilidad en su vida cristiana y pronto se reconciliara con Dios, en estos casos solo podemos limitarnos a orar y animar a aquellas hermanos que se encuentra en esta condición, en vez de creernos Dios y emitir juicios de quien es salvo y quien no, quien es de Dios y quien no, esa tarea le corresponde solamente al Espíritu Santo, no a nosotros. Es cada persona en particular que debe examinarse ante Dios y solamente ante él, si verdaderamente el Espíritu Santo mora en su ser y está dando testimonio de una vida cristiana, pues al final no le rendiremos cuentas a los hombres, le rendiremos cuentas a Dios.

Por Jhon V

Comentarios