Recuerdo en años anteriores cuando escuchaba algunas predicaciones muy bien intencionadas, pero muy mal enfocadas, acerca de proponerse metas y hacer planes para el año nuevo, recuerdo haciendo mis propósitos el 31 de diciembre, en la noche casi a la carrera, porque tenía que estar con mi familia, recuerdo que casi escribía lo primero que se me venía a la cabeza, pensando en cómo ser alguien o hacer algo mejor en el año que entraba, luego hacia una corta oración pidiéndole a Dios que bendijera mis propósitos, no hace falta ser un profeta para saber que sucedió en el año siguiente, al principio comenzamos muy entusiasmados, intentando encaminarnos para lograr esos planes, pero desafortunadamente, al transcurrir el tiempo cada uno de esos propósitos solo se quedaban en deseos escritos en un papel y una gran frustración escrita en el corazón, y nos conformábamos con lo que le trajera el día a día.
Recuerdo que al año siguiente después de esa gran frustración,
el 31 de diciembre simplemente decía: “pues que sea lo que venga, pues da igual
hacer planes o no, finalmente uno va a vivir lo que le toque cada día, sea
bueno o sea malo” y seguía con la misma frustración y conformismo.
El año pasado después de orar y meditar en la palabra de
Dios, me di cuenta que el hacerse planes o propósitos para el nuevo año de
hecho no era algo malo, sino algo muy bueno y sumamente necesario, ya que eso
es un estímulo a nuestra fe, lo cual nos ayuda a no ser conformistas, a
despertarnos por luchar y por alcanzar algo más.
Note que el error que
estaba cometiendo era la manera en que lo hacía y la motivación que tenía en mi
corazón al hacer dichos propósitos, cuando leo:
Habacuc 2:2 Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la
visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. 3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más
se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin
duda vendrá, no tardará.
Sin entrar en detalles en la interpretación de este versículo
,puedo ver que es importante escribir aquello que Dios nos ha hablado, cuando
una visión que viene de parte de Dios y llega a nuestras vidas, no podemos
pasarla por alto, debemos escribirla, según nos muestra este versículo.
Y pues si, ahí está el error que casi siempre cometemos, y
es tan obvio, que escribimos la visión que nació en nuestra mente, basados en
nuestros deseos egoístas, y anhelos de una gloria barata y pasajera, buscando
reconocimiento y éxitos personales, e ignoramos los planes que Dios ha colocado
en nuestras vidas, pues no nos damos cuenta que sus pensamientos y deseos, son más
altos que nuestros pensamientos, creo firmemente que cada hijo de Dios tiene un
propósito para su vida, cuando leo:
Efesios 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.
Entiendo que hay unas buenas
obras que Dios preparo de antemano para mi vida, hay un plan, existe un propósito
nacido en el corazón de Dios para nuestras vidas, el problema es que ni
siquiera nos molestamos por averiguarlo, pues a veces damos por hecho que nuestros
deseos nacidos en la carne son el propósito de Dios para nuestras vidas, o que
lo que estamos viviendo actualmente es lo que Dios quiere para nosotros y no
siempre es así.
Siempre ha retumbado un versículo
en mi mente el cual considero que debería ser una ferviente oración en cada
creyente este versículo es:
Colosenses 1:9 Por lo cual
también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y
de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e
inteligencia espiritual, 10 para que
andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda
buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
Este versículo precisamente habla
de orar para que Dios nos revele su propósito en nuestras vidas, es decir su
plan, pues cuando recibimos ese conocimiento de su voluntad y andamos en él,
podremos agradar al Señor en todo y como dice allí, “llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de
Dios;”
Por eso hay muchos cristianos
frustrados, viviendo una vida mediocre y sin sentido, atrapados en sus deseos egoístas
y ambiciones mundanas, desperdiciando sus vidas, porque no hay suficiente comunión
con Dios, como para que él les revele sus planes.
Por esta razón es que para este
presente año, te aconsejo de corazón que vuelvas al secreto de Dios y con
seriedad y pasión comiences a buscar el rostro del Señor, para que sea Él,
quien te revele cual es el propósito para ti en este nuevo año que comienza,
que sea Dios quien coloque tanto el querer como el hacer en tu vida, cuando
hagas esto, posiblemente Dios no te revelara el plano completo de tu vida y te
muestre los pormenores de como debes servirle, pero si te aseguro que él
comenzara a colocar en tu corazón deseos y anhelos.
El apóstol Pablo nunca tuvo el
plano completo de su ministerio, siempre vivía en comunión con Dios para dar el
siguiente paso, pero lo que él si tenía claro en su corazón era los deseos y
las motivaciones correctas que lo llevaban cada día a caminar en la perfecta
voluntad de Dios.
Eso precisamente es lo que debes
escribir, los anhelos que Dios ha colocado en tu corazón después de haber orado
seriamente acerca de esto, y cuando digo seriamente, no me refiero a una pequeña
oración por calmar la conciencia y decir que ore, sino un buen tiempo donde tu corazón
pueda ser confrontado por Dios y por su palabra, créeme, esto no se da de la
noche a la mañana, es un buen tiempo que debes dedicar a orar y buscar el
rostro de Dios, , así que ¡animo!, ¡adelante! busca el propósito de Dios para
este año, escríbelo y camina en todas
las obras que él preparo de antemano para que andes en ellas. ¡Vamos, hazlo! no
importa si ya estamos en el segundo o tercer mes del año, la fecha no importa,
importa el deseo ardiente de servir al Señor y hacer su voluntad.
Por Jhon Vasquez
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